Por Eliyahu ben Avraham,
Hay una gran verdad bíblica desconocida por muchos, y tergiversada por otros, esta verdad es la eternidad e inderogabilidad de la Torá, también conocida como la Ley de Moisés (Daniel 9:13; Malají/Malaquías 4:4) o Pentateuco.
Para comprender esto, primero que nada se entregará una breve explicación del concepto Torá, y de su gran importancia para el pueblo de Israel y para toda la humanidad. Luego, serán explicadas sus principales características, tales como: la perfección, la eternidad, y la inderogabilidad.
Entonces, esto nos llevará a la inevitable conclusión de que es inviable cualquier sistema religioso que contradiga estos nobles principios, tales como el cristianismo y cualquier otro grupo que diga apoyarse en el Tanaj, pero al final terminan diciendo que hay leyes abolidas.
¿Qué es la Torá?
Básicamente, la Torá es un libro escrito por el profeta Moshé/Moisés (Deuteronomio 31:24) en el cual, se nos enseña el estilo de vida que el creador espera de nosotros, el cual posteriormente ha sido dividido en cinco secciones llamadas Bereshit (Génesis), Shemot (Éxodo), Vayikrá (Levítico), Bemidbar (Números) y Devarim (Deuteronomio), y en este libro se encuentran los preceptos, estatutos, mandamientos y decretos que el Dios de Israel entregó como un manual de vida a su pueblo elegido, y al resto de la humanidad.
La Torá no puede abolirse, ni siquiera parcialmente, y tampoco puede ser modificada (Devarim/Deuteronomio 4:2), así que un honesto seguidor de la Escritura, sea judío o un extranjero, debe aceptar toda la Torá escrita por Moshé, y los libros de los profetas, que son un complemento y una exhortación a respetar los preceptos de la Torá; pero las añadiduras no inspiradas, tales como: el Talmud, los Midrash y el Nuevo Testamento deben ser descartados, ya que se apartan del camino establecido por YIHWEH, que son sus mandamientos (Devarim/Deuteronomio 11:26-28).
«Harás congregar al pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades, para que oigan y aprendan, y teman a YIHWEH vuestro Dios, y cuiden de cumplir todas las palabras de esta ley» (Devarim/Deuteronomio 31:12)
La Eternidad de la Torá.
Veamos qué dice la Escritura acerca de la eternidad de las leyes de YIHWEH:
“La suma de tu palabra es verdad, y cada una de tus justas ordenanzas es eterna.” (Salmos 119:160)
“Para siempre, oh YIHWEH, tu palabra está firme en los cielos.» (Salmo 119:89)
“Las obras de sus manos son verdad y justicia, fieles todos sus preceptos. Son afirmados para siempre jamás, ejecutados con verdad y rectitud” (Salmo 111:7-8)
“Se seca la hierba, se marchita la flor, mas la palabra del Dios nuestro permanece para siempre.” (Isaías 40:8)
También podemos leer que todo el mundo tendrá que obedecer la fiesta de las cabañas en el futuro, por ende, la Torá será obligatoria para todo el mundo cuando comience el reino mesiánico:
“Y sucederá que todo sobreviviente de todas las naciones que fueron contra Ierushalaim subirán de año en año para adorar al Rey, YIHWEH de los ejércitos, y para celebrar la fiesta de las cabañas.” (Zacarías 14:16)
Entonces, queda absolutamente claro que la Torá es perpetua, es decir, todos los preceptos de YIHWEH permanecen para siempre.
La Inderogabilidad de la Torá.
La misma Torá declara que no podemos agregar ni quitar palabras a las Sagradas Escrituras (Deuteronomio 4:2), también dice: no te desviarás a la derecha ni a la izquierda (Deuteronomio 5:32), estos textos insisten en guardar los mandamientos tal como YIHWEH ordena, no como lo dice algún estudioso o grupo de «sabios» que tergiversan las Escrituras, sino como YIHWEH lo ordena.
Recordemos que Adam no fue justificado al decir que su mujer le había dado de comer el fruto prohibido, Java tampoco tuvo excusa al decir que la serpiente la había engañado, entonces, nosotros tampoco tendremos excusa si seguimos palabra de hombres, como el Talmud o el Nuevo Testamento, en lugar de seguir solamente la palabra de YIHWEH, que son los libros de la Biblia Hebrea. Por eso dice la Escritura: “Cuidarás de hacer todo lo que te mando; nada le añadirás, ni le quitarás.” (Devarim/Deuteronomio 12:32)
La Perfección de la Torá.
Los cristianos dicen que un hombre vino a perfeccionar la Torá, pero eso es una blasfemia, puesto que no se puede perfeccionar lo que ya es perfecto.
“La Torá de YIHWEH es perfecta, que restaura el alma; el testimonio de YIHWEH es seguro, que hace sabio al sencillo.” (Tehilim/Salmos 19:7)
“En cuanto a Dios, su camino es perfecto; acrisolada es la palabra de YIHWEH; Él es escudo a todos los que a Él se acogen.” (Tehilim/Salmos 18:30)
Entonces, si la Torá ya es perfecta, no puede ser perfeccionada, y a pesar de estas evidencias, los cristianos siguen diciendo que la Torá fue derogada o clavada en una cruz, es decir, ellos no aceptan lo que dice la palabra de YIHWEH, niegan las Escrituras, se engañan a sí mismos y a los demás.
La Torá fue Escrita.
Otro asunto que se debe aclarar es que la única Ley que YIHWEH Dios le reveló a Israel en el desierto fue la Torá escrita, una prueba de esto es que la Escritura dice que Iehoshúa leyó todas las palabras del libro de la Ley, y agrega que no se omitió ninguna palabra de lo que fue ordenado por Moshé (Iehoshúa/Josué 8:34-35).
Esto descarta la existencia de instrucciones adicionales, ya sean orales o escritas, porque el texto dice que no se omitió ninguna palabra de lo ordenado por Moshé.
Veamos algunos ejemplos:
«Solamente que te esfuerces, y seas muy valiente, para que guardes y hagas conforme a toda mi ley, que Moshé, mi siervo, te mandó; que no te apartes de ella ni a diestra ni a siniestra, para que seas prosperado en todas las cosas que emprendas. Además dice, el libro de esta ley nunca se apartará de tu boca; antes de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y entonces todo lo entenderás.» (Iehoshúa/Josué 1:7-8)
«No hubo palabra alguna de todas las cosas que mandó Moshé, que Iehoshúa no hiciese leer delante de toda la congregación de Israel, mujeres y niños, y extranjeros que andaban entre ellos.» (Iehoshúa/Josué 8:35)
Es evidente, entonces que el judaísmo originalmente se guiaba sólo por la Torá y los libros de los profetas que complementan la Torá, algunos ejemplos de esto son los: bestusianos, los saduceos, los esenios, y los macabeos, pero en el siglo II AEC apareció una secta denominada los Perushim/Fariseos, los cuales alegaban que Dios le había entregado a Moshé instrucciones orales en el Monte Sinaí, además de la Torá escrita, sin embargo, esa idea es completamente absurda, porque la Torá escrita fue entregada gradualmente a través de muchos años de revelaciones en el desierto (Shemot/Éxodo 16:1; Bamidbar/Números 1:1; 9:1), entonces, no pueden decir que una supuesta Ley oral fue entregada antes de que terminara de revelarse la Ley escrita.
Las supuestas leyes orales recopiladas en el Talmud y otros libros, solo son una compilación de comentarios contradictorios que en algunos casos llegan a contradecir las leyes de la Torá, y al igual que los cristianos con su Nuevo Testamento, los seguidores del Talmud tergiversan muchas de las leyes de YIHWEH, y agregan preceptos inexistentes a la palabra de Dios, desviándose del camino fijado por YIHWEH.
La Torá se encuentra más vigente que nunca, por eso el profeta Malají escribió: “Recuerden la Torá de mi siervo Moshé” (Malaquías 4:4), porque el pueblo de Israel debe estudiarla, obedecerla y enseñarla a los extranjeros que estén dispuestos a escucharla y ponerla por obra.
Porque los extranjeros o forasteros también deben guardar la Torá, como está escrito:
«Harás congregar el pueblo, varones y mujeres y niños, y tus extranjeros que estuvieren en tus ciudades,
para que oigan y aprendan, y teman a YIHWEH vuestro Dios, y guardan de cumplir todas las palabras de esta ley.» (Deuteronomio 31:12)
Toda persona que quiera servir a YIHWEH debe guardar su Torá, incluidos los extranjeros.
«Y a los hijos de los extranjeros, que se allegaren a YIHWEH, para ministrarle, y que amaren el nombre de YIHWEH, para ser sus siervos; todos los que guardaren el Shabat de contaminarlo, y abrazaren mi pacto, yo los llevaré al monte de mi santidad; y los recrearé en la Casa de mi oración. Sus holocaustos y sus sacrificios serán aceptos sobre mi altar; porque mi Casa, Casa de oración será llamada de todos los pueblos.» (Ieshaiá/Isaías 56:6-7)
Es falso que los extranjeros tengan que guardar solamente siete leyes como dicen en el judaísmo talmúdico, tal como hemos visto en las Escrituras recién citadas, el concepto noajida o noajismo es falso, porque los extranjeros que viven entre los hijos de Israel deben guardar el shabat (Devarim/Deuteronomio 5:14), las leyes de alimentación (Vaikrá/Levítico 17:13-15), entre otros preceptos.
Y para terminar citaré la conclusión del libro Kohelet del sabio rey Shelomó, donde dice: “El fin de todo el discurso oído es este: Teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre.” (Kohelet/Eclesiastés 12:13).